¿Alguna vez has experimentado una interrupción en tu vida que, a pesar de ser difícil en ese momento, te haya llevado a crecer y aprender algo nuevo?

mano interrumpiendo unas fichas como representación del artículo sobre los quiebres

Cuando nos encontramos ante una interrupción en nuestra vida, por ejemplo, un ascenso laboral, un diagnóstico médico, la pérdida del móvil, ganar la lotería, un cliente insatisfecho, la renuncia de una persona del equipo, etc., es importante reconocer esta interrupción como un momento de «quiebre» en nuestro flujo natural.

En lugar de sentirnos bloqueados o insatisfechos con nuestra capacidad para poder influir positivamente en nuestro futuro; debemos explorar cómo mejorar nuestras habilidades para responder de manera más poderosa y eficaz a los diferentes “quiebres” que se nos presenten.

Veamos el siguiente caso de un “quiebre” debido a un ascenso laboral: Juan ha sido nombrado director de una planta. Antes era el jefe de una de las líneas de producción de la compañía. ¿Cuál es el quiebre de Juan? ¿Qué es aquello que le produce el quiebre?  Para Juan, se rompió su transparencia (situación natural) en la que se encontraba como jefe de una línea. Ahora, sus posibilidades se expandirán. Este quiebre es percibido por Juan como positivo.

Ahora veamos un segundo caso: Luis ha sido director de planta durante 10 años. Ha sido promovido a director general de la empresa. ¿Cuál es el “quiebre” de Luis? En este caso, Luis percibe que este ascenso no era para él y juzga que hay personas más preparadas que él para este cargo. Se siente contraído, inseguro y ve este ascenso como un “quiebre” o una interrupción a su tranquilidad, debido a que no sabe cómo actuar en el nuevo cargo. Este quiebre para Luis es percibido como negativo.

De los ejemplos anteriores podemos decir que los quiebres no son positivos o negativos, son la interpretación que hacemos de ellos. Las interrupciones nos brindan la oportunidad de crecer y aprender. Aunque pueden resultar difíciles en el momento en que ocurren, pueden llevarnos a lugares y experiencias únicas. Al enfrentar estas situaciones con una mentalidad abierta y una actitud de aprendizaje, nos permiten ampliar nuestros horizontes y desarrollar habilidades y perspectivas que nos serán de utilidad en el futuro.

En la vida organizacional, los quiebres son comunes en la coordinación de equipos, desarrollo de proyectos y planes. Se ven interrumpidos por insatisfacciones, estados de ánimo negativos, conversaciones trianguladas, conflictos, falta de coordinación, promesas incumplidas, etc. También se experimentan interrupciones como cambio de cargos, innovación en procesos, clientes nuevos, nuevas iniciativas, etc. Las interrupciones y cambios son una parte normal del mundo de los equipos y de las organizaciones.

Para la mayoría de las personas no es fácil enfrentar y resolver los quiebres.

¿Cuáles son algunos de los desafíos más comunes que enfrentamos al tratar de lidiar con los «quiebres» en nuestra vida?

Sobre mi experiencia: 

Comparto en esta líneas algunas formas de cómo vivimos las interrupciones de la vida, propias y de algunos de los clientes que acompañamos, antes de aprender a gestionarlos de manera efectiva:

Primero, considero que los “quiebres” se perciben como problemas que estaban ahí fuera, situaciones negativas con las cuales no queremos tratar. No se puede hacer nada con ellos; dependen de las circunstancias o de la vida que los trae porque ese es el destino.

Segundo, el choque emocional que producen las interrupciones. Para usar una metáfora, es similar al impacto del choque de dos trenes. Al inicio del “quiebre” aparece el asombro, quedamos atónitos o confundidos. Luego, pasamos a la culpa, nos sentimos asustados, bloqueados, en estados de angustia, decepcionados, heridos, molestos, resignados, etc. Aprendemos a guardar silencio y tratar de tolerar lo que sea que esté sucediendo.

Tercero, desconocemos como manejar lo que llamamos el espacio del “nosotros” donde estamos conectados a otros en una experiencia y espacio compartido. Estamos más en una relación separada – yo separado/a de ti. Carecemos de competencias para manejar los quiebres en interacción con otros y aprendemos a temerlos, evitarlos, esquivarlos y en caso positivo a esperarlos. Aprendemos a ser agradables y encantadores, o trabajar duro para evitar evaluaciones o juicios negativos.

Por último, se crea la expectativa que entre más nos formemos, adquiramos conocimientos y aprendamos más sobre nosotros mismos, sobre los equipos, la organización y sobre la vida, los quiebres desaparecerán. ¡Esto no ocurre!

¿Cómo ha influido en la perspectiva y en la forma de manejar los quiebres el hecho de darse cuenta de que adquirir conocimientos y aprender más sobre sí mismos y la vida no necesariamente implicaba la desaparición de las interrupciones?

La respuesta es: Aprender a aceptar. Comprender que las interrupciones o “quiebres” hacen parte de la vida, de los equipos y de las organizaciones.

Vamos a aclarar cuáles son las habilidades para reconocer y llegar a ser un observador efectivo de quiebres. Las distinciones que un observador hábil utiliza para identificar los quiebres son*:

  1. Reconocer la interrupción que cambia el futuro y los probables resultados de este. Ejemplo: tengo un ascenso, debo actuar para hacerme cargo de esta interrupción.
  2. Declaro un nuevo futuro y los resultados a los que me comprometo. Ejemplo: debo identificar los nuevos roles y responsabilidades de mi nuevo cargo, debo prepararme para asumirlo.
  3. Fijarse en los compromisos contraídos previamente que serán afectados con el “quiebre” y qué debes hacer para encargarte de ellos. Ejemplo: debo trasladarme de ciudad, necesito conversar con mi familia sobre el impacto en el estudio de los hijos, etc. Los “quiebres” revelan nuevos compromisos y cuidados, nos llevan a aclarar qué es lo que nos importa y con qué estamos comprometidos.
  4. Revisar qué podríamos necesitar o que pueda ser de ayuda para resolver el quiebre. Ejemplo: pedir ayuda a una agencia para buscar una nueva casa, ayuda de la empresa para facilitar su traslado, mentoría y acompañamiento para desarrollarse en el nuevo cargo, etc.
  5. Identificar la red de ayuda necesaria para este caso. Ejemplo: identificar con colegas que vivan en la nueva ciudad, conversar con colegas que hayan experimentado cargos similares para conocer experiencias.

Al declarar el quiebre se está buscando la ayuda requerida. Observa cómo el nuevo futuro que se declara viene desde tu cuidado, compromiso y tus estándares de satisfacción. Así es como creas un nuevo futuro.

La mayoría de los “quiebres” organizacionales los podemos aprender a anticipar, declarándolos a tiempo y generando planes de acción efectivos.

Nota técnica preparada por: Yolanda Acosta Urrego

Coach MCC y Consultora Liderazgo Generativo

* Referencias: Robert Dunham – 2025

Preparó: Yolanda Acosta Urrego

Coach MCC – Consultora especialista en Liderazgo Generativo

Comparte en redes

Facebook
LinkedIn
Email
WhatsApp

Te puede interesar

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad